martes, 31 de marzo de 2015

ENFERMEDADES y ¿enfermedades?

DEPRESION

La depresión es una enfermedad que trastorna el estado de ánimo haciendo que el enfermo sienta abatimiento e infelicidad que puede ser transitorio o permanente.

Se adquiere por diversos motivos siendo los más comunes: alcoholismo o drogadicción, hipotiroidismo, dolor prolongado, consumo de esteroides y hechos estresantes en la vida. Siendo en estos últimos los más habituales los debidos a consecuencia de algún shock post-traumático íntimamente ligado a los sentimientos, siendo los más típicos los derivados de de una decepción sentimental o la muerte de un ser querido.

Estas causas son las que hacer que los neurotransmisores – sustancia química segregada por el cerebro y que va de una neurona a otra- que influyen en el estado del ánimo: serotonina, dopamina y noradrenalina no fluyan con normalidad desde la neurona llamada presináptica. Aunque ya con la falta de los dos primeros se alcanza la depresión severa.

La farmacología proveía sus antidepresivos tricíclicos (ATC) que fueron hasta hace relativamente poco tiempo la base de los tratamientos y perduraron más de cuatro décadas. Sin embargo en estos últimos años han surgido los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) cuyos resultados fueron y siguen siendo más beneficiosos y prácticos. Los (ISRS) aumentan los niveles extracelulares del neurotrasmisor serotonina, inhibiendo su recaptación por la neurona presináptica, para unirse con el receptor postsináptico.

La depresión suele tener importantes consecuencias sociales y personales si se sufre en grado severo o grave, pues como tantas enfermedades, ésta también posee diferentes grados de intensidad. Puede ser desde leve – fácilmente tratable- hasta muy aguda. Ésta última tan peligrosa que puede llevar al suicidio, es decir, es una enfermedad que también puede causar la muerte.

Lo terrible es que siendo tan grave como es, la sociedad sigue sin verla tal y como es: una enfermedad peligrosa.

Así vemos estos escalofriantes datos: más de un 20% de la población sigue pensando que no es una enfermedad y que en absoluto necesita tratamiento. Más del 40 % piensa que si llegasen a padecerla ellos mismos acabarían en menos de dos o tres días con ella con cosas tan simples como un buen viaje, irse de compras, etc. y más del 96 % no llega nunca a comprenderla ni a saber del enorme dolor que produce a quienes la padecen.

Los enfermos, sufren tanto que algunos llegan a auto-lesionarse. La auto-lesión consiste en provocarse un daño físico cómo método de alivio al sufrimiento psicológico, pues el cerebro prefiere dañar al cuerpo si con ello encuentra un calmante o paliativo. Esto, la auto-lesión, efectivamente alivia, aunque por muy poco tiempo, al menos en relación con la larga duración que suelen tener las depresiones que pueden durar años e incluso convertirse en crónicas, lo cual conduce a su reiteración. La auto-lesión más común suelen ser los cortes en brazos y piernas, aunque también existen los pacientes que se queman o se golpean.

La depresión llega a su límite con el suicidio.

Por desgracia nadie se preocupa de alertar e informar sobre esta preocupante enfermedad, por lo que los enfermos deben encima padecer de la incomprensión de la gente, incluidos sus allegados y familiares. 

¿Por qué?

Esa incomprensión tan nociva para esta enfermedad sigue ahí. Y sigue ahí porque nadie lucha por ella. Y es que al contrario que a otras enfermedades nadie le teme.

domingo, 29 de marzo de 2015

Justicia pido para ti

Fue toda su vida un trabajador honrado y humilde que se limitó a sacar adelante a su mujer y a sus cuatro hijos.
No llegó a tener nada excepto esa casa compartida con su esposa y en la que los seis vivieron, comieron y se educaron hasta que la situación económica de la familia les impelió a dejar.
Pagó este modesto y sencillo hombre todos los impuestos que el estado le pedía, jamás protestó ni se quejó de nada y ya en su jubilación tan merecida, se contentaba con estar junto a su fiel esposa, visitar a sus hijos y gozar de sus nietos y jamás pidió nada más.
Así lo hizo el pasado febrero. Se vino a España dónde ahora reside su hija y ese tesoro que era para él su nieto querido fruto del amor entre un español y una rumana.  
Nada podía ofrecerle esa hija suya pues está en el paro desde hace años y no recibe ayuda ninguna, pero a él le daba igual pues nada mejor que el amor de ese nieto, dulce niño que a su abuelo veneraba.
Pero el destino tampoco se compadeció de él en sus últimos años y lo que pensó sería un simple resfriado de golpe aprisionó su pecho y  le dejó sin fuerzas para respirar.
Su hija, de tan sólo 27 años, asustada se lo llevó como pudo a las urgencias del Hospital General de Alicante dónde a pesar de la gravedad en la salud de su padre se le exigió firmar lo que según palabras de la administrativa que la atendía era un mero trámite que debía cumplimentar.
Los médicos, verdaderos profesionales a los que aplaudo, hicieron cuánto pudieron y a esa chica joven e inexperta en tales temas le dieron con compasión y profesionalidad las terribles noticias que la joven no sabía cómo asimilar.  
Veintidós horas desesperadas, veintidós horas con tan sólo la esperanza que perdura en el corazón de quienes aman de verdad.
Y luego, el duro golpe. El no saber qué hacer, ni dónde ir, ni quien te puede ayudar.
Una familia tan lejos, por mucho que se hable de que ahora somos La Comunidad Europea (sólo algunos al parecer se pueden beneficiar) y tan pobre. Sólo el hijo mayor se puede desplazar y acudir al entierro de ese buen padre, que luego, en una urna viajará hasta llegar al lado de la viuda que pena sin cesar.
Niña rota de dolor que intenta poco a poco superar tan terrible experiencia y enfrentarse a esos gastos que ocasiona la muerte y nadie espera sin más ayuda que la de sus amigos y su familia, pues para los pobres, no hay palabras, ni actos, ni psicólogos, ni gabinetes, ni ceremonias, ni ayudas de nadie más.
Y ahora, a los cuarenta días justos del fallecimiento de ese buen hombre, ahora nuestra alabada Seguridad Social, le pide a esa niña sin recursos que pague los costes de esas 22 horas que su padre pasó en el hospital. Y no le pide una cantidad cualquiera, le reclaman a esa niña 14.000 €. Cantidad que desde luego no tiene, ni creo que nadie de su entorno podamos conseguir.
Y llama por teléfono la joven incrédula y asustada al número que le aparece en la factura y una voz fría e implacable le dice que como heredera debe de pagar. “Qué no heredé nada” contesta la niña, pues así es, quien nada tiene, nada puede dejar.
Pero está esa casa dónde ahora, sola y triste vive su madre, le contestan al final a la chica.

Así funciona nuestra Seguridad Social, nuestra Generalitad y nuestro Hospital General universitario.  Una voz impertérrita amenaza con embargar la casa donde todavía llora la solitaria mamá.

jueves, 19 de marzo de 2015

Nací de mis propias entrañas

Fui concebida en Siberia y tras un larga gestación dónde el frío atenazaba y mataba poco a poco a mi madre, llegué a la vida en este lugar mágico, dónde yo era mi propia madre y dónde vi la luz y el calor que ella, ahora ya muerta, no supo encontrar.

Por ti madre que antes de morir me diste la vida y me supiste engendrar en tu vientre sin otro varón que no fuese tu propia tristeza, hoy decido empezar a escribir en tu nombre y por tu nombre y venerar tu recuerdo que entierro bajo las flores y vivo la vida por ambas y por este empezar de nuevo en la misma Siberia, pero completamente distinta.

Yo soy tú, pero libre