jueves, 16 de marzo de 2017

La muerte del mejor amigo

Ha muerto mi mejor amigo.
Jamás he querido tanto a nadie, ni jamás un amigo me quiso tanto a mí. Ni seré yo quien busque a alguien que lo sustituya y no por imposible, que lo es, sino porque no quiero que nadie reemplace su sitio, pues esa plaza es única e irreemplazable.

Se lo ha llevado la muerte a él, que lo tenía todo. O al menos todo lo esencial para ser feliz. Se lo lleva sin importarle la gente amantísima que llora su muerte, que lo echa de menos, que les cuesta avanzar sin su presencia, sin su risa, sin sus actos puros, alegres repletos de esa bondad que llevaba dentro y a todos nos regalaba, haciéndonos la vida un poco más amable, más fácil de llevar, más ligera.

Esa muerte estúpida e insensible viene, se pasea, mira de reojo a tantos y tantos que por no tener nada, no tienen ni ganas de vivir y los ignora, sigue caminando. Y tropieza con gente malvada, tirana y ruin que amargan la vida a tantos, que los esclavizan, violan, torturan, gente mala hasta los tétanos y la muerte los ignora, sigue caminando.

¡Ay muerte vil! ¿Qué has hecho? ¿Cómo te has atrevido? Ay muerte que te has llevado a un ángel de bondad; a él. Y nos deja rotos esa ausencia a amigos, padres, esposa e hijo.

- No es justo
- La vida no es justa

Hoy el mundo es más feo, más ingrato, más ruin.
Este mundo infame me da otra bofetada en la cara.

Ya son demasiadas.